10.12.2010

REDES SOCIALES, ¿Las Instituciones Panópticas del XXI?





“Miras, te miran y de esas miradas, inventan más cosas que mirar”

En las redes sociales vendes tu mirada (y como los ojos son el reflejo del alma, ésta también entra en el pack), de ella depende el funcionamiento de las plataformas, de que mires, leas y actives el “click” en tus motores manuales.

 Observamos a unos, que a la vez observan a otros, que a su vez están observando a aquellos, pero todos estamos bajo la atenta mirada del Big Brother, la publicidad.
 En plataformas como Facebook y Tuenti (redes más conocidas a nivel nacional) la publicidad está cada vez más presente, se han convertido en canal y herramienta de marketing con un poder que califican como “enorme”, cuando nadie sabe cuáles son sus límites, que escaparon de sus manos hace tiempo. Por ello, puedo afirmar que su fin actual no es el que en primera instancia pensaron, desde mi punto de vista estamos ante la Macro-Institución Panóptica más colosal del mundo y que crece sin avisar del ritmo ni consecuencias a nadie.

 Aún así, no está organizada como en el XIX, no con forma circular donde el del centro se impone sobre los de su alrededor, sino en tela de araña que está dentro de una esfera que es vigilada por otros agentes: profesionales de marketing, publicitarios, relaciones públicas, líderes de opinión, agentes del mercado, marcas, políticos y asesores financieros, si no se me ocurre nadie más.  Ellos son los que mediante el análisis de nuestras reacciones (miradas)  a diferentes estímulos imponen sus ideas y productos mediante su conocimiento.



 Son como una “madre manipuladora”.

 Las madres nos conocen porque nos han visto crecer, según nuestras reacciones ante ciertas cosas (comida, colores, formas…) saben los que nos gusta y lo que no. La gran diferencia es que tu madre quiere lo mejor para ti y el mercado/marcas/políticos quieren que hagas lo que es mejor para ellos: consumir.
Llegamos a la raíz del conflicto.

 Estamos como en los años 50, donde el que tenía presumía y el que no, lo intentaba con productos inferiores de precio pero estéticamente parecidos a los de la clase alta. Esto no ha cambiado mucho, sólo la diferenciación entre clases pudientes y medias o bajas, que aumenta cada día más. Sabemos que ello contribuye a fortalecer (no utilizo la palabra construir porque están conformadas) determinadas identidades que corresponden a diferentes estratos sociales.

 Pero, ¿esto también se da en los perfiles de internet? 
Entramos en territorio peligroso. 
 La World Wide Wed es como un prado infinito donde no hay vallas limitadoras, donde quien entra puede brincar a sus anchas desnudo, sin etiquetas, sin identidades. Con esto no quiero decir que todos perdamos nuestra identidad, sino todo lo contrario: podemos ser quienes queramos cuando nos apetezca. Podemos relacionarnos, ser “fans” de marcas que no nos podemos permitir materialmente, hablar con profesionales a los que admiramos y aspiramos ser, sentirnos apoyados por cientos de amigos aunque en la calle seamos un lobo solitario, podemos hablar libremente sin tener miedo a ser rechazados porque siempre habrá alguien que piense igual… cientos de millones de posibilidades para cambiar. El objetivo del individuo flexible y adaptable cambia radicalmente para, en vez de tener que cambiar su identidad por aspiraciones frustradas, cambiar su identidad a cuantas aspiraciones quiera tener. He aquí el punto que apoya mi hipótesis de que hemos reducido la Pirámide Maslow al último peldaño, haciendo de la necesidad de autorrealización algo básico para sobrevivir en este mar, en el que quien es más aceptado socialmente puede morir tranquilo, aunque en la realidad no tenga donde caerse muerto.

En este preciso momento estamos de lleno en el problema.

¿Con qué identidad nos quedamos? 
 Puede parecer una locura pero voy a comparar la ética Católica, relacionada con la identidad ficticia que podemos crear en internet, y la ética Protestante, relacionada con la identidad que tenemos en el mundo real.

 La ética católica está construida bajo el concepto celestial de que “el trabajo es para estratos inferiores”, la identidad creada en internet es parecida: podemos comprar cosas exclusivas a bajo coste, hacer ‘amigos’ sin esfuerzo, olvidarnos de todos nuestros problemas hablando de temas frívolos que están de moda en un momento dado y hacen que seamos aceptados socialmente y, en consecuencia, sentirnos mejor. Sin embargo, la ética carlinista nos advierte ser moderados y administrar nuestro gasto, no siendo suntuosos. Aplicado, cuanto mejor estén adaptadas nuestras identidades a nuestras necesidades más fácil será alcanzar aspiraciones y no frustrarnos cuando desconectemos el ordenador y veamos que “the game is over”.

 Esta construcción y deconstrucción (como la entendía Derridá “resultado de la diferencia del orden de las palabras” pero cambio palabras por atributos personales) de identidad de los individuos, es la que marca el consumo de los productos del mercado y la creación de nuevas necesidades (temporales) de la mano de los agentes que en él participan.

 Efectivamente, hemos pasado de las necesidades biológicas a las capitalistas, a que de una sola necesidad creen una extensa gama de productos que, a su vez, nos hacen creer que tenemos más necesidades que la inicial. Juegan a identificar a personas que están a millones de km de distancia con marcas, creando a partir de ello nichos de mercado.

 Los agentes que observan las señales nerviosas de la tela de araña, procesan toda esa información para que las estrategias de marketing creen necesidades y la publicidad las satisfaga. Por lo tanto, es un intercambio continuo de información que envían de unos a otros, una pelea entre equipos donde nunca queda claro quién tiene el poder, nunca queda claro quiénes crean las necesidades, ni si un individuo tiene una sola identidad o varias, lo que crea aún más vertiginio en el tiempo de actuación del mercado.

 Resumiendo, en el panoptismo de las redes sociales dependemos de 3 factores: nuestras aspiraciones, la aceptación del otro y la respuesta de los agentes que observan.

 IMPORTANTE: hay que tener en cuenta que he tenido que utilizar ciertos argumentos obligatoriamente, dado que está basado en dos lecturas sobre sociología.

Os agradecería que comentaseis libremente para tener en cuenta vuestra visión, y poder cambiar algo. Muchas Gracias!

2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo en lo relativo a la estructura, la red y los agentes externos. Pero no comparto que hay alguien que "mueve los hilos". Si algo permite la red es que los individuos sean proactivos. Otros no lo son, evidentemente. La consecuencia, porcentualmente, hay más gente moviéndose libremente, pero en números absolutos, la red es un mercado más grande.

    Una idea sobre el tema del trabajo, es que en el SXXI, la red supera esa concepción católica del trabajo y nace el trabajo por gusto http://blogs.lainformacion.com/zoomboomcrash/2010/10/11/bienvenidos-a-anarquia-s-a-la-empresa-del-futuro/

    Muy bien, Ainhoa, muy bien! :)

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  2. MUCHAS GRACIAS GUILLE!!
    TE DIGE QUE LO DE LA TELARAÑA IBA A FUNCIONAAAR! ELE ! ELE! ELE! jajajjajaja
    Ahora mismo me leo el artículo y seguro que cambio mi punto de vista. GRACIAS!

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